Revisando un protocolo de investigación del Curso de Estudios de Especialización en Epidemiología, de una apreciada colega internista, me encontré al inicio de la lectura, con esta reflexión que me ha parecido muy importante compartir:
" NO deben preocuparnos las arrugas del rostro (...) sino las del cerebro. Estas no se reflejan en el espejo, pero las perciben nuestros amigos, discipulos y lectores, que nos abandonan y condenan al silencio. Tales arrugas metafóricas, precoces en el ignorante, tardía en presentarse en el viejo activo, acuciado por la curiosidad y el ansia de renovación.
En suma, se es verdaderamente viejo cuando se pierde la curiosidad intelectual y cuando la torpeza de las piernas coincide con la torpeza y la premisiosidad de la palabra y el pensamiento"
Santiago Ramón y Cajal
" NO deben preocuparnos las arrugas del rostro (...) sino las del cerebro. Estas no se reflejan en el espejo, pero las perciben nuestros amigos, discipulos y lectores, que nos abandonan y condenan al silencio. Tales arrugas metafóricas, precoces en el ignorante, tardía en presentarse en el viejo activo, acuciado por la curiosidad y el ansia de renovación.
En suma, se es verdaderamente viejo cuando se pierde la curiosidad intelectual y cuando la torpeza de las piernas coincide con la torpeza y la premisiosidad de la palabra y el pensamiento"
Santiago Ramón y Cajal
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