Copiado de James W. Gutiérrez Tudela
TAPA BOCAS CONTRA EL COVID-19:
De gran importancia mientras esperamos una vacuna.
¿Nos estamos haciendo inmunes al coronavirus gracias al uso
de mascarillas?
Un nuevo estudio sugiere que el uso de mascarillas podría
estar reduciendo la gravedad del virus y creando inmunidad, al igual que hacen
las vacunas.
El uso de mascarillas podría estar creando inmunidad a la
COVID-19 de manera indirecta. También podrían favorecer el contagio de un menor
número de personas, así como la aparición de síntomas más leves tras el
contagio. Esta semana, la revista New England Journal of Medicine publicaba estas
interesantes conclusiones.
La afirmación es sorprendente, pero la explicación es
totalmente lógica. El SARS-CoV-2, el virus que provoca la COVID-19, tiene la
capacidad de causar innumerables manifestaciones clínicas, que van desde la
ausencia total de síntomas, hasta neumonía, síndrome de dificultad respiratoria
aguda y muerte.
Los datos virológicos, epidemiológicos y ecológicos han
demostrado que el uso de la mascarilla protege de la infección. Pero además, en
el caso de que esta se produzca, hace que los síntomas de la enfermedad
resulten más leves. Esto es así porque uno de los factores que condiciona la
gravedad de la enfermedad es la carga vírica recibida. Es decir, la cantidad de
partículas víricas que producen el primer contagio.
En las infecciones víricas en las que las respuestas
inmunitarias del hospedador desempeñan un papel predominante en la patogénesis
vírica, como es el caso del SARS-CoV-2, las dosis altas de inóculo vírico
pueden colapsar y desregular las defensas inmunitarias innatas, hecho que
aumenta la gravedad de la enfermedad e incluso provoca la muerte.
Así pues, como el inóculo vírico es importante para
determinar la gravedad de la infección por SARS-CoV-2, las mascarillas, al
actuar como un filtro que reduce la carga vírica que llega a las vías
respiratorias, atenuarían el impacto clínico posterior de la enfermedad, en
caso de contagio.
De confirmarse dicho supuesto, el uso universal de
mascarillas podría contribuir a aumentar la proporción de infecciones
asintomáticas por SARS-CoV-2 o bien que la infección cursara con una
sintomatología muy leve. A mediados de julio, se estimó que la tasa de
infección asintomática con SARS-CoV-2 era del 40%. Sin embargo, ahora parece
que las tasas de infección asintomática son superiores al 80%, en entornos con
uso de mascarilla. Ello confirmaría esta hipótesis. Asimismo, los países que
han adoptado el uso de la mascarilla en toda la población han reportado menores
tasas de casos graves, hospitalizaciones y fallecimientos, hecho que sugiere un
cambio de infecciones sintomáticas a asintomáticas.
Otros ejemplos
En un brote ocurrido en un crucero argentino cerrado, los
pasajeros recibieron mascarillas quirúrgicas y el personal mascarillas de tipo
N95. La tasa de infección asintomática fue del 81% (en comparación con el 20%
en brotes anteriores en cruceros sin mascarillas). Además, en dos brotes
recientes en plantas procesadoras de alimentos en Estados Unidos, donde todos
los trabajadores recibieron mascarillas todos los días y se les pidió que las
usaran, la proporción de infecciones asintomáticas fue del 95%, con solo un 5%
de contagiados con sintomatología leve o moderada. Finalmente, las tasas de
letalidad en países con mascarilla obligatoria en de toda la población se han
mantenido bajas, incluso con en aquellos que han sufrido la segunda ola.
Mientras esperamos los resultados de los ensayos con
vacunas, las medidas de salud pública que puedan frenar las infecciones graves
y hacer que la proporción de infecciones asintomáticas por SARS-CoV-2 sea mayor
contribuirán a aumentar la inmunidad de toda la población, con un menor número
de casos graves y muertes. Tras más de 8 meses de circulación en todo el mundo,
la reinfección por SARS-CoV-2 parece ser poco común. Por consiguiente, es
probable que esta inmunidad creada por asintomáticos o con síntomas leves acabe
por tener el mismo efecto que la vacunación, hecho que constituye una gran
noticia.
Al final parece que el uso de la mascarilla resultará mucho
más importante que lo que parecía al inicio de la pandemia.
Referencias:
Facial Masking for Covid-19 — Potential for “Variolation” as
We Await a Vaccine. Monica Gandhi, M.D., M.P.H. y George W. Rutherford, M.D en
The New England Journal of Medicine, 8 de septiembre 2020